¿Qué es?
Según la definición de la ONU: “El Síndrome de Down es una combinación cromosómica natural que siempre ha formado parte de la condición humana, existe en todas las regiones del mundo y habitualmente tiene efectos variables en los estilos de aprendizaje, las características físicas o la salud”.
Por lo tanto, no se trata de una enfermedad ni de una alteración genética, sino de una combinación cromosómica natural por la presencia de tres cromosomas en el par 21, en lugar de dos como tienen la mayoría de las personas. Por este motivo es llamado también: “Trisomía 21”. Dentro de la Trisomía 21 encontramos tres clasificaciones según cómo se presente esta variación: Trisomía Libre o Regular, Mosaicismo y Traslocación.
Aunque a las personas con esta condición se les suele reconocer por sus rasgos físicos comunes, como los ojos pequeños y almendrados, el tabique nasal aplanado o el cuello ancho y corto, cada individuo es único.
Aspectos neurológicos del Síndrome de Down:
Desde el área educativa para la inclusión de la infancia con Síndrome de Down, es necesario tener en cuenta ciertos aspectos a nivel neurológico que condicionan su aprendizaje. En general, las principales áreas cerebrales son de menor tamaño, lo que condiciona sus funciones:
- Hemisferios cerebrales: Hace que tengan menos circunvoluciones y una menor cantidad de neuronas, produciendo por lo tanto menos conexiones cerebrales. Esto afecta el procesamiento de la información y hace que requiera un mayor esfuerzo para el aprendizaje.
- Cerebelo: Afecta su control motor y la relación de las experiencias con sus sentimientos, así como la memoria, atención y adquisición del lenguaje.
- Hipocampo: Impacta en su memoria, especialmente la memoria a largo plazo y por lo tanto el aprendizaje en general.
- Cuerpo calloso: al ser también de menor tamaño condiciona la comunicación interhemisférica y por lo tanto todas aquellas funciones cognitivas que requieran la integración de ambos hemisferios.
El estigma social:
A pesar de que hoy en día existe un gran avance en los conocimientos que se tiene sobre el Síndrome de Down y en los apoyos que mejoran significativamente la calidad de vida de estas personas, sigue habiendo muchos prejuicios en nuestra sociedad que mantiene un lenguaje despectivo frente a ellas, así como una falta de oportunidades y disgregación en el mundo educativo y laboral.
Debido a los prejuicios socioculturales y frecuentemente por la falta de información brindada por parte del ámbito médico, son en gran parte el motivo por el que, ante el diagnóstico de Síndrome de Down durante la gestación, más del noventa por ciento de las mujeres en España deciden interrumpir su embarazo. En el resto del mundo el porcentaje es muy similar.
Sin embargo, quienes forman parte del entorno de alguien con Síndrome de Down, les describen normalmente como personas alegres, sensibles, y con una gran capacidad de dar y recibir afecto. Pese a estar categorizadas socialmente como personas discapacitadas, contando con el apoyo y recursos necesarios pueden conseguir todo aquello que se propongan: estudiar una carrera, trabajar, hacer deporte, emanciparse, formar una familia, etc.
La Salud en el Síndrome de Down:
En las últimas décadas, la calidad de vida de las personas con Síndrome de Down ha mejorado considerablemente, aunque suelen tener una salud un poco más delicada que el resto.
Una de las comorbilidades más destacables es la cardiopatía, que suele presentarse en un 50% de los casos. Normalmente se detecta durante la gestación y hay un altísimo porcentaje de éxito tras las intervenciones quirúrgicas, que suelen realizarse a los pocos meses de vida.
Otro aspecto a tener en cuenta es la hipotonía muscular generalizada. Debido al bajo tono muscular suelen necesitar atención temprana y fisioterapia para tratarlo lo antes posible y favorecer su desarrollo motor. También son propensos a tener enfermedades respiratorias debido a que sus conductos nasales y auditivos suelen ser más estrechos.
Así también, a veces se presentan problemas en el metabolismo, como un retraso en el crecimiento o sobrepeso, los cuales hay que controlar. Dicho esto, es importante recalcar que estas complicaciones pueden presentarse o no y de forma muy variable según la persona.
Actualmente la esperanza de vida de las personas con Síndrome de Down ronda los 60 años, y actualmente la persona más anciana del mundo con esta condición es un hombre británico de 76 años.
La inclusión en la escuela:
Ante el diagnóstico del Síndrome de Down, debería apostarse por una intervención desde un paradigma educativo en lugar del paradigma médico, ya que el diagnóstico de esta condición genética no nos aporta ni el estado médico, ni el nivel de desarrollo, ni el futuro del individuo. Esto dependerá en gran parte de sus cualidades personales y de los apoyos y oportunidades que reciba de su entorno.
Las niñas y los niños con diversidad funcional tienen derecho a estudiar en colegios ordinarios con el principio de equidad, el cual preserva y defiende que se implemente la misma materia que al resto, utilizando las metodologías adecuadas para alcanzar el aprendizaje.
Uno de los principios de la escuela inclusiva es el respeto y reconocimiento de la diversidad del alumnado, valorándola como un elemento enriquecedor del desarrollo personal y social de todo el alumnado, respondiendo a la convicción de que el acceso a la educación es un derecho humano básico para erigir una sociedad más justa. Se centra en todo el alumnado, prestando especial atención a aquellos que tradicionalmente han sufrido la exclusión de las oportunidades educativas.
Desarrollo y aprendizaje en el Síndrome de Down:
En primer lugar, debemos evitar el llamado: “Efecto Pigmalión”, esperando de antemano un rendimiento inferior de estos niños y niñas por el simple hecho de tener diversidad funcional. En ocasiones puede darse esta situación, sobreprotegiéndoles en el ámbito familiar y marginándoles en el ámbito educativo. En la actualidad existen numerosos estudios que demuestran lo mucho que influyen en el desarrollo de las personas con Síndrome de Down los apoyos del entorno, acompañándolas con respeto y paciencia para favorecer su autonomía.
Aspectos destacables para el aprendizaje:
- Fomentar el afecto y la comunicación para trabajar la memoria a corto y medio plazo.
- Activar la mayor cantidad de sentidos en cada tarea, para enriquecer el bagaje experiencial en su cerebro.
- Estimular su sentido crítico y la implicación imaginativa en ejercicios como la lectoescritura.
- Aportar un sentido motivacional intrínseco al desarrollo didáctico, ya que se distraen y se cansan con facilidad. Para ello es beneficioso establecer un vínculo afectivo en el texto con palabras que le sean familiares, así como en los ejercicios de matemáticas o razonamiento lógico.
- Ser directos, simplificar las instrucciones y utilizar materiales visuales, ya que procesan mejor la información visual que la auditiva.
En definitiva, es fundamental la cooperación entre la familia y la escuela, así como la visibilidad y el reconocimiento de los derechos de las personas con Síndrome de Down, potenciando así su autonomía, su libertad y brindándoles mayores oportunidades en el ámbito académico y laboral, dirigiéndoles hacia un futuro más feliz en una sociedad inclusiva.